viernes, 5 de diciembre de 2008

Remuneraciones: es hora de discutirlo

Hace diez meses propusimos empezar a discutir la insólita brecha entre lo que ganan los funcionarios en relación a un trabajador. Los socialistas tenemos un proyecto para cambiar esto y seguiremos insistiendo para que se apruebe. La indignación ante el ocultamiento y la obscenidad debe transformarse en apoyo explícito a esta propuesta.

 

Por Américo Schvartzman*

 

Las remuneraciones de los funcionarios políticos, electivos o no, es un tema tabú en nuestros pagos. Esto no debería ser así. En una sociedad democrática, una decisión de ese tipo deberíamos tomarla entre todos. Hace diez meses propusimos discutir la insólita brecha entre lo que ganan los funcionarios en relación a un trabajador. Y advertimos entonces: la Convención dura unos meses, pero –si no lo resolvemos– la discusión sobre este tema continuará después.

 

CUESTIONES DIFERENTES

Vamos por partes. En primer lugar, es deplorable que se pretenda ocultar a la ciudadanía la remuneración de sus representantes. Esto contradice todo lo que establece la Constitución y los mismísimos principios republicanos. ¿Cómo es posible que la población dependa de una investigación periodística para enterarse de cuánto ganan sus funcionarios? Compárese con el municipio de Rosario, en cuyo sitio digital cualquiera puede acceder a la información salarial de todos sus funcionarios, empezando por el intendente (8322 pesos), pero también de sus empleados, políticos o de planta. Puede comprobarlo con sólo hacer clic en: http://www.rosario.gov.ar/sitio/gobierno/reparticiones/intendencia.jsp Eso es acceso a la información. Eso es calidad institucional. Eso es ciudadanía activa.

 

CIFRAS IRREALES

¿Cuánto deben ganar los representantes? ¿Está bien que un diputado provincial gane 12.500 pesos; que el intendente municipal gane algo más de 9.000 pesos? Cada uno tendrá su opinión, pero discutámoslo y resolvámoslo entre todos. El salario mínimo, vital y móvil es de 1.290 pesos. Cuando lo planteamos en la Convención provincial, y ante la negativa del PJ y la UCR a debatirlo, advertimos que no fijar una posición era legitimar la brecha actual, y seguir contribuyendo a desjerarquizar la política, que ya es percibida por muchos ciudadanos como una actividad destinada a servirse de la población y no a servirla.

Algunos de los que hacemos política desde hace más de dos décadas estamos en esta pelea por razones bien diferentes que las dinerarias, por más que sea difícil de entender por quienes miden vidas en monedas. Desde el Partido Socialista siempre hemos planteado la necesidad de la austeridad y la transparencia. Por eso siempre nos opusimos al planteo elitista de que los concejales sean "ad honorem". (No está de más recordar, de paso, que una agrupación política que hizo campaña en 1999 con esa consigna en la interna de uno de los partidos tradicionales, votó ahora, sin dudarlo, a favor del aumento).

Todo debe ser parte de la discusión: por ejemplo, ¿los concejales deben tener dedicación exclusiva? ¿Es razonable que perciban 4.200 pesos y al mismo tiempo puedan tener otras actividades? Esto también debe incorporarse a la controversia pública, buscando una respuesta razonable, partiendo de dos valores centrales: la jerarquización de la actividad política y la equidad.

.Como decía Carlos Sánchez Viamonte, "creemos, porque no es posible corregir a los hombres, que conviene corregir a las instituciones". Nuestra propuesta, entonces es la siguiente:

-primero, el sueldo del intendente como tope de la administración pública municipal.

-segundo, el monto de su remuneración estará en relación directa con el salario minimo, vital y móvil.

-tercero, esa relación se fijará en las paritarias municipales

Esta discusión y esta transformación debemos darla entre todos. Para ello es preciso comprometerse, tomar partido, intervenir en los ámbitos de decisión. Quienes queremos cambios necesitamos que las organizaciones sociales, los ciudadanos, los comunicadores, los vecinos… todos, tomen conciencia y actúen en consecuencia. Tomar partido significa que entre todos exijamos a los representantes que modifiquen las reglas para que esto cambie. Como lo planteara en alguna ocasión Guillermo Estévez Boero, es un error creer que el problema de la reforma política puede resolverse cambiando a las personas que detentan el poder, y dejando intactas las estructuras de ese poder injusto.

A modificar las reglas que las rigen, es a lo que seguimos convocando los socialistas. Esperamos y deseamos que la indignación ante el ocultamiento y la obscenidad se transforme, coherentemente, en acción explícita y expresa de apoyo a esta propuesta.

 

 

* El autor es ex convencional constituyente del Partido Socialista